
Cuando Goya en su época presentó su serie de “Caprichos” muchos encontraron una obra grotesca, salida de su enfermiza imaginación para muchos, para otros el declive del artista. Sin embargo hurgando más allá de estas superficialidades encontraremos no sólo al genio, sino al hombre crítico de su tiempo.
Es de esta manera que ve las cosas Edwin Lluco en su obra reciente, una crítica satírica y sin tapujos de su tiempo.
No se trata de un advenedizo en el tema, por el contrario Lluco ha incursionado en el tema desde hace mucho, es ese lenguaje descarnado el que ha volcado en estas caricaturas de mediano formato; personajes que en apariencia son resultado de estereotipos de fealdad, pero ese es su mayor logro la frontalidad con la que ve y plasma las cosas en su obra.
Y es que no se puede tomar de otra manera la vida para este artista, su grito insurgente, es necesario en un momento en el que los límites entre las artes se ven difusos, cuando se ha acentuado el servilismo del arte, que se preocupa de visibilizarse entre el poder.
Su arte rompe el paradigma del arte por el arte, lo suyo es un compromiso de clase, no le hace genuflexión al arte oficial, no le interesa codearse con el ámbito oficial del arte que se preocupa de no herir sensibilidades, o pretende hacer de la vida una instantánea donde no hay cambios, ni dolor ni reflexión.
Alharaca electoral es la muestra que presenta Lluco en esta ocasión, el título nos traslada a ese escenario tan cercano y tan manoseado por los políticos, la cercanía de una elección de postulantes a la Constituyente, sirve de marco perfecto para desenmascarar lo vil de nuestra clase política, evidenciar lo absurdo de nuestro medio al facilitar la presencia de payasos, animadoras, modelos como candidatos.
Lluco no tiene tapujos a la hora de retratarlos y usar simbolismo escatológico para referirse a esta realidad, y no deja de recordarnos a Mikhail Bajtín con el tema del humor como desestabilizador del poder, sabemos que esto es cierto, la risa es una fuerza que deslegitima al poder, esa instancia de la risa de los pueblos hace que la parsimonia y arrogancia del poder se vea afectada.
La fuerza de la obra de Lluco radica precisamente en eso, en romper la hegemonía del poder con su gráfica desenfadada y mordaz, después de todo por que no devolverse el favor a quienes se han burlado de nosotros en 25 años de pseudo-democracia.
Es bueno que en medio de tanta alharaca, podamos ver las cosas más reflexivamente y es irónico que esto venga de la mano de caricaturas.
Texto escrito en el catálogo de la exposición "Alharaca electoral", 20 de julio de 2007.
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