jueves, 18 de octubre de 2007

alharaca electoral de edwin lluco

por Jaime Cortéz



Cuando Goya en su época presentó su serie de “Caprichos” muchos encontraron una obra grotesca, salida de su enfermiza imaginación para muchos, para otros el declive del artista. Sin embargo hurgando más allá de estas superficialidades encontraremos no sólo al genio, sino al hombre crítico de su tiempo.

Es de esta manera que ve las cosas Edwin Lluco en su obra reciente, una crítica satírica y sin tapujos de su tiempo.

No se trata de un advenedizo en el tema, por el contrario Lluco ha incursionado en el tema desde hace mucho, es ese lenguaje descarnado el que ha volcado en estas caricaturas de mediano formato; personajes que en apariencia son resultado de estereotipos de fealdad, pero ese es su mayor logro la frontalidad con la que ve y plasma las cosas en su obra.

Y es que no se puede tomar de otra manera la vida para este artista, su grito insurgente, es necesario en un momento en el que los límites entre las artes se ven difusos, cuando se ha acentuado el servilismo del arte, que se preocupa de visibilizarse entre el poder.
Su arte rompe el paradigma del arte por el arte, lo suyo es un compromiso de clase, no le hace genuflexión al arte oficial, no le interesa codearse con el ámbito oficial del arte que se preocupa de no herir sensibilidades, o pretende hacer de la vida una instantánea donde no hay cambios, ni dolor ni reflexión.

Alharaca electoral es la muestra que presenta Lluco en esta ocasión, el título nos traslada a ese escenario tan cercano y tan manoseado por los políticos, la cercanía de una elección de postulantes a la Constituyente, sirve de marco perfecto para desenmascarar lo vil de nuestra clase política, evidenciar lo absurdo de nuestro medio al facilitar la presencia de payasos, animadoras, modelos como candidatos.

Lluco no tiene tapujos a la hora de retratarlos y usar simbolismo escatológico para referirse a esta realidad, y no deja de recordarnos a Mikhail Bajtín con el tema del humor como desestabilizador del poder, sabemos que esto es cierto, la risa es una fuerza que deslegitima al poder, esa instancia de la risa de los pueblos hace que la parsimonia y arrogancia del poder se vea afectada.

La fuerza de la obra de Lluco radica precisamente en eso, en romper la hegemonía del poder con su gráfica desenfadada y mordaz, después de todo por que no devolverse el favor a quienes se han burlado de nosotros en 25 años de pseudo-democracia.
Es bueno que en medio de tanta alharaca, podamos ver las cosas más reflexivamente y es irónico que esto venga de la mano de caricaturas.

Texto escrito en el catálogo de la exposición "Alharaca electoral", 20 de julio de 2007.

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miércoles, 17 de octubre de 2007

manifiesto columna quinta

No existen verdades absolutas ni luchas finales, por tal razón, un grupo de productores culturales independientes, ante la pasividad del medio cultural y el letargo en el que se encuentra sumida la producción artística, toma la palabra y eleva su voz denunciando la inconformidad que provocan las irracionales políticas culturales que desarrollan las instituciones encargadas de administrar los espacios artísticos oficiales, que excluyen y desestiman las expresiones artísticas que no compartan sus ideas y resistan a adherirse a sus normativas y caprichos.

La realidad del medio artístico es más que la organización de esporádicos festivales o muestras callejeras a pretexto de la pobreza. La realidad es una cuestión distinta, donde no sólo los rituales del arte oficial son muestra del desarrollo del arte en nuestro medio.

Para nosotros, la cultura no se circunscribe exclusivamente a las expresiones artísticas, estamos concientes de que es mucho más que eso. Creemos que no existen lugares sin un vasto capital cultural y que las producciones artísticas no son una herramienta de colonización bajo la excusa de la descentralización de los espacios oficiales o la erradicación de la ignorancia mediante el arte contemporáneo, por ello, tampoco justificamos las absurdas fantasías mesiánicas de algún trasnochado gestor cultural que “lleva arte y cultura” a solitarios sectores donde supuestamente no existen. Al contrario, comprendemos que el arte y la cultura están en todo y son parte de todo.

Por otro lado, las instituciones relacionadas con el arte en nuestro medio han promovido la idea del museo como el lugar de la cultura, no obstante, este concepto muestra la concepción de una cultura congelada y poco dinámica, una oficialidad en la cual pocas veces se visibilizan expresiones no-oficiales, considerándolas como ajenas, extravagantes y exóticas. Es por ello que dentro de la idea de esta cultura oficial se promueven expresiones más cercanas a lo que está en boga en las grandes urbes, olvidando y desconociendo manifestaciones gestadas en otros procesos creativos, así pues se promociona todo lo que nos aleje de nuestra realidad y nos acerque a la ilusión de hacer arte como en Europa o en Estados Unidos.

Columna Quinta se apoya en la creación individual de todos quienes conforman ésta urdimbre, le apuesta a las expresiones y al trabajo generado con y desde nuestra realidad, con las falencias y los tropiezos propios de un proceso creativo honesto que basa su trabajo en las modestas posibilidades de nuestro medio, pero inserto en una dinámica que marcha al ritmo de la cultura en la cual nos desenvolvemos.

Columna Quinta intenta reivindicar la imagen del artista bohemio entregado en su integridad vital al trabajo artístico, denunciando la mediocridad del artista-empresario prefinanciado que se esconde tras la metáfora rebuscada y la fórmula fácil. También, rechaza las formas de usurpación simbólica que se vienen gestando en el arte y se hacen claramente notorias en salones y festivales. La producción simbólica de un grupo humano no es botín de los artistas, por tanto, estimamos que el respeto irrestricto a la comunidad está implícito en el respeto a sus formas de producción simbólica.

En consecuencia, Columna Quinta le dice un NO rotundo a la improvisación de proyectos artísticos que se valen de vidas ajenas, a los cartones de mendigos premiados, al irrespeto a la comunidad mediante pobres intervenciones urbanas, y al despropósito de convertir a los sujetos en objetos de arte. Basta de estereotipar la pobreza en el arte, no más clichés de personas que habitan en lo sectores periféricos que han sido usados últimamente como medio y fin en proyectos de arte contemporáneo.

De esta forma, Columna Quinta entiende como ineludible la participación crítica del productor cultural en la sociedad de la que forma parte, mediante la toma de una posición clara sin evadir la polémica y el conflicto, además, aspira a la construcción de espacios alternativos que se abstengan de ser funcionales al poder, intenta promover la producción artística en la que se fomente la reflexión, proponiendo la concepción del arte como una actividad de vida y una profesión digna, erradicando la mala idea del arte como un pasatiempo inocuo y ocioso.

En conclusión, creemos que el arte también puede aportar a la reflexión y a la creación de nuevas categorías epistemológicas que nos ayuden a hacer de nuestra realidad un lugar mejor donde crear.

Columna Quinta

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