sábado, 15 de marzo de 2008

Notas en torno a la idea de “Curaduría”


Por Dimo García
Artista y crítico de arte colombiano

El articulo de Marcelo Zambrano me da para pensar sobre lo que puede ser problemático de la idea de las curadurías. Pienso que lo que habría que evaluar hoy es si la idea de curaduría no termina volviéndose un sistema de organización y de regulación de la producción en arte. Me refiero a que el sistema de curadurías puede muchas veces caer en reduccionismos fáciles cuando, por ejemplo, los curadores proponen una cierta idea y existen unos artistas que trabajan a partir de esa idea.
Aparecen entonces convocatorias propuestas a partir de un tema e incluso fechas que se les exigen a los creadores interesados en realizar o adaptar una obra a la idea del curador. Esto es bastante cercano al pedido que se le hace a una empresa publicitaria. Incluso habría que evaluar hasta qué punto en la publicidad puede llegar a haber una mayor creatividad y rigor en la factura del pedido.
Pienso también que la idea de una curaduría de arte sin investigación hoy es difícil de aceptar. Hablo de la ausencia de investigación real, es decir, tomando la investigación como aquello que conduce a la escritura de textos de un cierto rigor académico.
Cuando se habla de investigación en arte sería interesante ver cómo las ideas que se plantean pueden llegar a articularse con las tradiciones de escritura en las humanidades. No sólo basta pensar en la antropología o en la sociología del arte, ya que también la teología y el psicoanálisis son ramas en las cuales los investigadores en arte deben tomar la iniciativa de una manera respetuosa. Ello para que las curadurías no se vuelvan solo el producto de la ocurrencia momentánea de algunas personas confundidas y alentadas por ideas muchas veces en boga. Creo que el problema es cuando frecuentemente sin ningún asidero propio, la idea de curaduría se funda en citas a otros contextos, primando la referencia a nombres y a autoridades artísticas europeas o norteamericanas. Es entonces cuando va uno a mirar y muchas veces no hay mayor reflexión en los medios locales y más bien lo que se percibe es una constante desfiguración de lo extranjero. Desfiguración ligada al proceso de aculturación en que permanecen nuestras sociedades desde la colonia, proceso que se reviste siempre con nuevas túnicas, dado el mal incurable del “retraso”.
Sigo pensando por ello, que el ejercicio de la escritura puede llegar a ser lo que permita una comprensión mayor del espacio de la curaduría y de la investigación en arte en Latinoamérica, sobretodo buscando siempre ser comprensibles.
Tengo la sensación que a veces los que se improvisan como curadores, en nuestros países, tienen una gran confusión de los mismos conceptos con los que sustentan sus propias propuestas. Los resultados son por ello muchas veces lamentables. Lo que resultaría aun más inaceptable es llegar a pensar en jactarse de la propia confusión, lo cual no es tan inusual. Esto sobretodo ocurre cuando los curadores no tienen una disciplina de escritura sería y en ese sentido sí se limita bastante la importancia histórica que puedan llegar a tener ciertas iniciativas.
Por último, es irónico que, en nuestra Latinoamérica, la figura del curador esté hoy determinando los comportamientos y las acciones válidas o no de las prácticas de los artistas. Creo firmemente que el arte surge por fuera de esos juegos. También sería interesante investigar en qué momento aparece la idea de curaduría y cómo estas son hoy generalmente financiadas.
Porque si ayer los pedidos los hacía la Iglesia, luego la burguesía, hoy es probablemente el Estado y sus instituciones los que financian las curadurías. Me pregunto entonces cómo hoy puede haber una extraña relación entre algo financiado por los estados y las políticas anti-estatales que plantean frecuentemente las curadurías, al menos en Colombia.

13 de marzo 2008. Francia.

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